viernes, 15 de abril de 2011

Ejercicio de hoy: Recordar

Bien dicen que recordar es vivir. Lo acabo de comprobar el día de hoy en una librería.

Estaba caminando lentamente entre los pasillos bebiéndome los títulos y hermosas portadas de los cientos de libros que había a mi alrededor (actividad que no sólo me causa un enorme placer sino que además encuentro como una sesión terapéutica) cuando de pronto la imagen de un “pitufo” sonriendo desde la portada de un libro llamó mi atención.

Tomé el libro entre mis manos y lo bajé del estante donde se encontraba y en un instante regresaron a mi memoria tantos recuerdos que no me quedó más que sonreír. Frente a mis ojos acompañando al pitufo, estaban muchos otros juguetes y personajes que fueron mis grandes amigos y compañeros en los años más tranquilos y alegres que un ser humano pueden tener, los años de la niñez. Alf, Rosita Fresita, E.T., Papá Pitufo, Pacman, Simón dice, las muñecas Cabbage Patch, R2D2….todos ellos estaban ahí, sonriéndome desde la portada rosa y dura de aquel libro que encerraba memorias felices que yo, por alguna razón, había olvidado. Mi corazón sonreía más que mi boca y sin esperar un segundo más lo abrí como quien abre un regalo muy esperado porque sabe lo llenará de felicidad.

Cada página me iba regalando no sólo un recuerdo sino una emoción. Los Ositos Cariñositos, mi Pequeño Pony, Barbie, el primer Nintendo, Karate Kid, He-Man…todos y cada uno de los testigos de mi vida, me regresaban la mirada desde una hoja de papel y entonces comprendí.

Dentro de nosotros habitan cada uno de esos momentos en los que hemos sido total y absolutamente felices, aquellos instantes que quisimos alargar lo más que se pudiera sabiendo de antemano que no volverían. Esos recuerdos están ahí, guardados, dormidos, esperando ser rescatados para volvernos a dar toda la alegría que nos dieron al ser vividos.

Por todo esto, el ejercicio de hoy (dedicado a alimentar el aspecto emocional del Yo) es el siguiente:

“Cierra los ojos y trae a tu memoria el recuerdo de un momento en que hayas sido muy feliz, un momento en que te hayas sentido alegre, tranquilo, sin prisa. Permite que los sonidos, olores y las sensaciones de ese recuerdo bañen cada uno de tus sentidos actuales. No tengas prisa, permítete volver a sentir cada una de esas emociones, vuelve a vivir esos maravillosos sentimientos que tuviste ese día y siente como cada una de tus células sonríen contigo. Quédate ahí todo el tiempo que desees”.

Ahora abre los ojos y continúa con tu día. Siente esa plenitud que sólo se puede tener cuando se vive con conciencia y con alegría, y si durante el día algo negativo quiere hacerte daño, sólo cierra los ojos, respira tranquilo y regresa a ese lugar donde siempre podrás encontrar una razón para sonreír: regresa a tu interior, regresa a tus recuerdos.

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