viernes, 22 de abril de 2011

Meditación: Encontrando tu Centro


Todos hemos escuchado que para poder meditar debemos poner nuestra mente en blanco, pero esto es imposible porque su función primordial es mantenerse en movimiento generando pensamientos. La buena noticia es que existe una solución para lograr tranquilizarla y poder meditar de una manera sencilla y rápida.

La mente es como un niño chiquito que todo el tiempo se está moviendo, descubriendo, haciendo travesuras, llamando nuestra atención. Imagínate un niño con un vaso de vidrio en las manos, tú inmediatamente se lo quieres quitar pues sabes lo que le puede suceder si no lo haces, así que se lo quitas. Inmediatamente después el niño comienza a llorar, gritar, a hacer el peor de los berrinches. ¿Cuál es la solución? Distraerlo. Si, así de fácil. Enséñale algo nuevo y no riesgoso como un muñeco de peluche, un llavero de plástico que pueda hasta meterse a la boca, lo que sea, así el niño se interesará en otra cosa y habrás logrado tu cometido además de tener un poco de tiempo para ti sin que el niño quiera tu atención ininterrumpida, hasta que se canse del juguete y exija uno nuevo por supuesto. Así exactamente funciona nuestra mente.

La mente nos está mandando pensamientos todo el tiempo, unos buenos y otros no tanto pero no cesa de hacerlo. Para poder meditar debemos de distraerla con imágenes que nosotros decidamos y no dejarla que ella siga mandándonos pensamientos sin fin. Al principio la mente se resistirá, está en su naturaleza hacerlo, como todo, se aferra a su sobrevivencia. Debemos de aprender a adiestrarla, ir pavimentando el camino para después poder avanzar hacia la meta de la meditación. Ese adiestramiento se logra con ejercicios que nos ayudan a regresar a nuestro Centro, el lugar interior silencioso, oscuro, lleno de paz y quietud que nos lanzará a la gran aventura que es la meditación. Tengo que advertirte que la mente utilizará sus artimañas para prevenirte de llegar a tu Centro, te mandará imágenes dolorosas, angustiosas, que te causen estrés y hasta miedo y por supuesto, la idea de que estar sentado contigo mismo por 10 minutos es una total pérdida de tiempo cuando podrías estar cumpliendo con todas las cosas que tienes que hacer. Por favor, no la escuches, vuélvete a concentrar y persiste en la lucha, créeme, esa batalla habrá valido la pena cuando llegues a la meta.

Al principio comenzaremos sólo con 10 minutos, poco a poco iremos aumentando el tiempo. Si los primeros días no puedes alcanzar esta cuota, no te angusties, tómalo con calma, ya llegarás, lo importancia es tener disciplina y constancia. Si puedes hacerlo 10 minutos por la mañana y 10 minutos antes de dormir verás los efectos inmediatamente.

** Para todas las meditaciones necesitarás encontrar un lugar silencioso en tu casa, donde nada ni nadie te interrumpa. Si tienes un altar medita frente a él, ya verás como ese espacio se vuelve sagrado y mágico para ti, un lugar donde estar contigo mism@. Siéntate en una posición cómoda (en el piso o sobre una silla), lo importante es que tu columna esté erguida pero relajada y en el caso de estar en una silla que las plantas de tus pies estén firmes sobre el suelo. Usa ropa cómoda y mantén una temperatura con la que te sientas bien, abrígate o ponte una cobija en los hombros si es necesario.


“Observando tu respiración”

Siéntate en posición de meditación y concentra tu mirada en un punto en el suelo a un metro de distancia o si lo prefieres cierra los ojos. Respira por la nariz, hazlo de manera natural y desde el estómago (no solamente uses el tórax). Comienza a contar tu respiración en cada exhalación hasta llegar al número 10. Cuando esto suceda comienza de nuevo desde el número uno. Aparecerán pensamientos, no te detengas en ellos, vuelve a concentrarte en tu respiración y comienza desde uno otra vez. Después de 10 minutos, con una respiración profunda, regresa a tus actividades cotidianas.


Está fácil ¿no?. Hazlo todos los días por una semana y el bienestar comenzará a llegar, te lo garantizo.

Espero que disfrutes este ejercicio y que lo pongas en práctica en estos días de vacaciones. ¡Nos vemos la siguiente semana!

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